El domingo recién pasado concluimos en la comuna de
Peralillo la tarea a la cual les habíamos invitado a
participar. Finalmente, la construcción de 13 mediaguas,
repartir más de 150 canastas familiares e innumerable
cantidad de ropa de abrigo.
Esto nos permitió trabajar
unidos en pos de un sólo objetivo, regalar a 13
familias, ancianos y niños, un lugar en donde se podrán
cobijar en estos meses de frío y lluvia. Los relatos
sobre la experiencia pueden ser variados e innumerables,
los testimonios de vida y fe enriquecen
a quienes los comparten y escuchan, pero por sobre todo,
lo más importante, es resaltar la actitud generosa y de absoluta
disponibilidad de nuestros alumnos, vuestros hijos.
Como Colegio, nos sentimos profundamente orgullosos de todos
aquellos jóvenes que participaron de la actividad señalada, su
entusiasmo, su generosidad y compromiso con la tarea, nos
permitió a cada uno de nosotros maravillarnos de ellos y, nos
reafirman una vez más, que la educación que ellos han recibido
desde el hogar y el colegio es profundamente evangélica.
Deseo darle las gracias a cada uno de ustedes en
particular y, a cada uno de los cursos de los cuales forman
parte, por acompañarnos muy de cerca en esta tarea. Gracias por
los aportes económicos, por los alimentos no perecibles, por los
materiales de construcción, por cada una de las oraciones y
plegarias ofrecidas y, por cierto, por lo más importante que nos
regalaron: el creer que es posible vivir el evangelio, allí en
donde se encuentra nuestro hermano crucificado por el dolor y la
desesperanza.
Me gustaría agradecer por intermedio de este mensaje, a todos
aquellos apoderados, profesores, administrativos, auxiliares y
exalumnos que colaboraron en terreno con el objetivo señalado,
ellos, en conjunto con el apoyo de 19 alumnos y un profesor del
colegio marista Diego Echeverría de Quillota, hicieron que la
tarea cumpliera con los fines propuestos y se asegurase que lo
que entregábamos permitía su habitabilidad, más allá de lo
precario del espacio físico.
Gracias a todos, indistintamente del aporte
hecho. La comunión de corazón y espíritu hizo posible el desafío
propuesto. Hoy más que nunca estamos ciertos que los maristas no
pueden ser indiferentes ante el dolor y sufrimiento del prójimo.
Fraternalmente
Claudio Castillo F
Rector